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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Imitar a las hormigas en su sabiduría



Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. (Proverbios 6:6–8)


Cuando uno observa trabajar a las hormigas, nos damos cuenta de que ellas jamás se detienen en su trabajo, ni tampoco están de ociosas. Mientras que nosotros, muchas veces somos perezosos en nuestra vida en general, por ejemplo, a muchas personas les cuesta salir de la cama en la mañana. Esto no está bien a los ojos de Dios, por algo nos dice que no seamos perezosos. Es más, el mismo Señor, dijo: «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo» (Juan 5:17), dándonos a entender que Dios no está ocioso en el cielo, sino que sigue trabajando. 


Dios es un trabajador incansable, o ¿acaso ha visto alguna vez que el sol no saliera por la mañana, o que la gravedad no funcionara, o a las estaciones no se presentaran durante el año? Oh, no, no crea que la naturaleza se rige sola, sino que tiene a alguien que la sustenta para que funcione con total precisión, bien dice su Palabra:


… el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. (Hebreos 1.2–3)


La palabra de Dios nos dice que imitemos a la hormiga para que seamos sabios, puesto que hay sabiduría en imitar a Dios; porque al igual que Él, estos pequeños insectos trabajan incesamente para obtener su comida para el invierno. Por cierto, somos llamados a imitar a Dios (Efesios 5:1), pero ¿sabe cuándo descansó nuestro Señor? Dice su Palabra:


Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. (Génesis 2:1–2)


Tal como vemos en estos versículos, Dios descansó una vez que acabó todo lo que debía hacer. Por lo tanto, sigamos su consejo e imitémosle hasta que acabemos la obra que nos ha dado a hacer mientras estemos en esta tierra.

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