top of page

Fe que resiste tormentas

  • 14 abr
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/fWW3rE5D3vI


Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. (Habacuc 3:17–18)


La fe verdadera no se mide cuando todo marcha bien, sino cuando todo parece derrumbarse a nuestro alrededor. ¿Cómo se sostiene el alma cuando las oraciones no son respondidas como esperamos? ¿Cómo seguir confiando cuando las puertas se cierran una tras otra? La respuesta está en no mirar las circunstancias, sino al Dios que permanece fiel.


Habacuc, el profeta, nos da un ejemplo poderoso de una fe que se mantiene firme a pesar del desánimo. Él no niega la dificultad. Reconoce que no hay fruto, no hay cosecha, no hay ganado. En términos modernos: no hay trabajo, no hay salud, no hay soluciones visibles. Pero su corazón declara algo radical: “con todo, yo me alegraré en Jehová”.


Este tipo de fe no nace de la emoción ni de una actitud positiva superficial. Nace de una relación profunda con Dios. De conocer su carácter, recordar sus promesas y confiar en que Él sigue siendo bueno, incluso cuando el mundo no lo parece.


Puede que hoy, tal vez, estemos pasando por un tiempo de escasez, dolor, incertidumbre o pérdida. Es normal sentir debilidad, incluso cuestionar por qué pasan las cosas, pero en medio de todo eso, podemos hacer una elección: la de mantener nuestra fe, no por lo que vemos, sino por quién es Él. 


Entonces, ¿estamos confiando en Dios solo cuando nos va bien? Y, ¿qué pasaría si todo lo que me rodea fallase? ¿Seguiría confiando en la fidelidad de Dios? Recordemos una cosa: “por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).

Comments


bottom of page