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Estar preparados para la eternidad

  • 18 ene
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/z6mfihI9asg


Prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. (Amós 4:12)


En este pasaje, Dios, a través del profeta Amós, emite una advertencia solemne al pueblo de Israel. Ellos habían caído en un ciclo de pecado, idolatría y desobediencia, y a pesar de recibir múltiples advertencias y correcciones de parte de Dios, no se habían vuelto a Él. Esta declaración, breve, pero poderosa, nos recuerda que todos enfrentaremos un día al Dios soberano y justo, y debemos estar preparados para ese encuentro.


Muchas veces nos olvidamos que esta vida terrenal es pasajera y está llena de responsabilidades, metas y distracciones, pero ¿estamos realmente enfocando nuestro tiempo y nuestras acciones en aquello que tiene valor eterno? Prepararnos para la eternidad no significa simplemente vivir con miedo del juicio de Dios, sino caminar cada día en comunión con nuestro Creador, buscando su voluntad para así aprovechar bien el tiempo, porque los días son malos.


¿Cómo nos preparamos para la eternidad? Lo primero es arrepentirnos de nuestros pecados y creyendo en Cristo como el salvador de nuestras vidas. Amós nos muestra que Dios había advertido a Israel una y otra vez, pero el pueblo no se arrepintió. Prepararnos para la eternidad comienza reconociendo nuestro pecado y volviéndonos a Dios en arrepentimiento genuino. El Señor Jesús nos ofrece perdón y vida eterna a través de su sacrificio en la cruz (1 Juan 1:9).


Si ya hemos sido lavados en la sangre de Cristo, la manera de prepararnos para la eternidad es viviendo en santidad y obediencia, esto implica vivir conforme a los mandamientos de Dios. Algo que jamás podemos olvidar, mis hermanos, es que la santidad no es opcional. Esta debe ser una respuesta natural de quienes han sido redimidos, ya que bien nos dice su Palabra: “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16).


El llamado hecho en Amós sigue siendo relevante hoy. Este llamado nos confronta con una pregunta fundamental: ¿estamos listos? El día en que nos presentemos ante Dios llegará para cada uno de nosotros, y será un momento de gozo eterno para quienes hayan confiado en Cristo. Así que, vivamos cada día con esta perspectiva, poniendo nuestra mirada en las cosas de arriba y no en las de la tierra (Colosenses 3:2).

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