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  • Foto del escritorAlexis Sazo

¿Estamos siendo buenos hijos de Dios?




No sé si les pasa, pero por lo menos cuando de vez en cuando miro las redes sociales de los hermanos veo casi puros mensajes del inmenso amor de Dios, de sus promesas hermosas e infinitas, de tener valor y confiar en Él con fe durante los momentos difíciles, de que pronto recibirás eso que le pediste a Dios, etc. pero lamentablemente casi no veo un tema trascendental, la obediencia a Dios.


Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al Señor: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros. La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. (1 Samuel 15.22–23 NTV)

Hermanos, con una mano en el corazón ¿estamos haciendo sacrificios agradables a Dios (Ro 12.1) y obedeciendo a Dios en todo? O ¿somos idólatras a los ojos de Dios? ¿Somos realmente discípulos de Dios (Mt 16.24)? ¿Cómo hablamos (Ef 5.19)? ¿Qué estamos vistiendo (Ro 13.14)? ¿Qué miran nuestros ojos y oyen nuestros oídos (Pr 4.20, 25-27)? ¿Qué cosas nos causan gozo (Salmos 1:2)?


Mis hermanos, Dios nos dice:


La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. (Romanos 13.12-14 RVR60)

Por lo tanto, es necesario que nos preocupemos de las cosas de Dios en serio y no solo quedarnos pensando en el amor de Dios, porque Él también es Santo (Lv 11.44-45), Justo (Sof 3.5), Fuego consumidor (He 12.29) y también es Juez justo (Sal 7.11). Pero lo peor de todo, es que Satanás nos está ganando mucho terreno llevándose almas al lago de fuego con él cada día, mientras nosotros nos mantenemos relajados.


Recordemos que el mandato de nuestro Señor es el de predicar la salvación de Dios a los inconversos debe ser una prioridad en nuestras vidas:


Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Marcos 16.15 RVR60)

Y siempre tener presente que debemos vivir una vida santa para Dios (1 P 1.14-16) andando como sabios ante sus ojos (Ef 5.15) y por sobre todas las cosas, ser hijos obedientes.


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