Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. (Josué 1.3 RVR60)
A través de la palabra de Dios encontramos muchas promesas, algunas de ellas son libres y otras tienen condiciones. Por ejemplo, una con condición es la promesa que le hizo Dios a Josué cuando le dijo:
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. (Josué 1.7 RVR60)
Pero ¿por qué Dios le pide a Josué que se esfuerce y sea valiente? Porque hay veces en las que Dios nos encomienda a hacer grandes cosas, las cuales nos pueden atemorizar porque no nos sentimos capaces de hacerlas, por eso Dios nos anima a esforzarnos y ser valientes frente a lo desconocido, porque Él está con nosotros, tal como le dijo a este Josué:
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. (Josué 1.5 RVR60)
Quizás alguno diga que como estos versículos son parte del Antiguo Testamento y además, es una promesa para alguien específico con una misión específica de conquista, esto no cuenta para nuestros días actuales. Aunque tenemos que recordar que la Palabra de Dios nos dice: Porque yo Jehová no cambio (Malaquías 3.6 RVR60). Y también dice: Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. (Hebreos 13.8 RVR60)
Es que la promesa de nuestro Señor Jesús, antes de ascender a los cielos fue: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28.20 RVR60). Por lo tanto, cada vez que nos enfrentamos a lo desconocido en la vida cristiana, Dios está con nosotros para ayudarnos y guiarnos.
La gran mayoría de las veces, la razón de este temor que sentimos es porque estamos desconfiando de nuestra capacidad, lo cual es bueno, porque esto nos lleva a aprender a confiar en Dios; pero pensamos (consciente o inconscientemente) que debemos hacer las cosas con nuestras propias fuerzas y capacidades, de ahí que sintamos temor. No obstante, olvidamos que el Dios que tenemos a nuestro lado es el Todopoderoso. Y así como nos mandó el Señor, debemos aprender a depender de Él para todo:
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15.5 RVR60)
Mientras que vemos este sistema mundano, gobernado por el maligno, nos enseña a ser independientes para poder ser exitosos (que es lo opuesto de la vida cristiana). Mientras que Dios, quiere que sus hijos sean tan dependientes de Él que no puedan ni respirar sin su ayuda. Y es lo que tenemos que tener muy claro como sus hijos. Así que, confiemos en Dios de corazón, seamos valientes y dejémosle actuar a través de nuestra vida:
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. (Proverbios 35-6 RVR60)
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