Nota: Esta es la transcripción de un episodio del podcast Edificados en Cristo. Para escuchar el episodio del podcast hacer click aquí.
¡Sean todos muy bienvenidos a un nuevo episodio más en su podcast, Edificados en Cristo! Mi nombre es Alexis. Y el día de hoy, les traigo un episodio titulado: Acerca del aborto y la eutanasia. Pero antes, demos paso a la intro y los veo enseguida.
Mis hermanos, antes de hablar sobre el aborto y la eutanasia, permítanme hacer una introducción sobre un tema llamado el relativismo, para que entendamos porqué hoy en día estos dos temas están tan en boga.
En estos últimos años, Satanás ha estado trabajando con las élites que controlan al mundo y que son sus esclavos directos, pues todos ellos son satanistas de alto grado. Estas personas han estado gestando estos planes, de la mano con los movimientos políticos de izquierda, promoviendo esta “nueva mentira” llamada el relativismo. Lo que busca este movimiento, es luchar por la “libertad” y que las sociedades se desliguen de todo lo que tiene que ver con Dios. Pues el padre de la mentira, es decir, Satanás, les vende el engaño a los hombres y mujeres de nuestros días, diciéndoles que se desliguen de toda religión y creencia religiosa, que no crean en nada, porque de esa manera, dice él, serán libres. En otras palabras, nosotros los cristianos y los valores cristianos de la sociedad occidental, somos para estas personas, una especie de amarra de esclavitud que nos los dejan ser libres. De ahí que las escrituras digan:
¿Por qué se enojan tanto las naciones? ¿Por qué pierden el tiempo haciendo planes inútiles? Los reyes de la tierra se preparan para la batalla, los gobernantes conspiran juntos en contra del Señor y en contra de su ungido. «¡Rompamos las cadenas! —gritan—, ¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!». Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos. (Salmos 2.1–4 NTV)
Esta doctrina del relativismo se basa en una serie de características que la hacen particularmente atractiva. En primer lugar está la exaltación de la “libertad”, como ya mencioné. Pues proclaman que a través de esta libración las obligaciones ya no existen, es decir, que yo puedo hacer lo que me da la gana sin consecuencia alguna. En segundo lugar está la manipulación del lenguaje. Por ejemplo, ya no se habla de aborto sino de salud reproductiva o del “derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos”. Ya no se habla de eutanasia, sino del “derecho a morir dignamente”. Y tampoco se habla de adoctrinamiento, sino de “educación para la ciudadanía”.
La tercera característica de esta doctrina es su transversalidad, ya que puede alcanzar a todos los seres humanos, pues les promete una falsa utopía de libertad; claro, esa es una idea muy tentadora para aquellos que quieren hacer el mal sin que nadie les diga nada; pero bien nos dice Dios en su Palabra:
¡Qué aflicción para los que dicen que lo malo es bueno y lo bueno es malo, que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad, que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo! ¡Qué aflicción para los que se creen sabios en su propia opinión y se consideran muy inteligentes! (Isaías 5.20–21 NTV)
Esta mentira satánica del relativismo, como ya he dicho, se basa en el abandono de la verdad divina. Y el ser humano viene creyendo y ejerciendo esta mentira desde hace tiempo, tal como nos dicen las escrituras. Escuche:
Por pensar que era una tontería reconocer a Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que jamás deberían hacerse. Se llenaron de toda clase de perversiones, pecados, avaricia, odio, envidia, homicidios, peleas, engaños, conductas maliciosas y chismes. Son traidores, insolentes, arrogantes, fanfarrones y gente que odia a Dios. Inventan nuevas formas de pecar y desobedecen a sus padres. No quieren entrar en razón, no cumplen lo que prometen, son crueles y no tienen compasión. Saben bien que la justicia de Dios exige que los que hacen esas cosas merecen morir; pero ellos igual las hacen. Peor aún, incitan a otros a que también las hagan. (Romanos 1.28–32 NTV)
Esta exaltación extrema de la libertad sin consecuencias, no nos lleva a la verdad, tampoco nos hace verdaderos ni libres; por el contrario, nos esclaviza, nos tiraniza, nos aleja de la verdad y nos vuelve cómodos e indolentes, porque nos aleja del referente moral que es Dios. Bien dijo el apóstol Pablo:
Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. (Romanos 1.22–23 RVR60)
Hacer lo que uno quiere cuando le da la gana y como le da la gana en cada momento, nos vuelve egoístas, hedonistas y relativistas, pero jamás libres o verdaderos. Ese es un camino de esclavitud disfrazada de libertad. Porque la única verdadera libertad, como bien sabemos, se encuentra únicamente en nuestro Señor Jesús, pues bien dijo Él:
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8.36 RVR60)
Por lo tanto, hermanos, tengamos cuidado con estas mentiras del diablo, pues siempre vienen camufladas con verdades a medias. De ahí que su Palabra nos advierta diciendo: Mirad que nadie os engañe (Mateo 24.4). Porque no existe tal cosa como pecar sin consecuencias, ya que bien dice Dios en su Palabra:
No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven sólo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. (Gálatas 6.7–8 NTV)
Habiendo dicho lo anterior, ahora me quiero centrar en el tema del aborto y la eutanasia, pues estos forman parte de los planes satánicos de hoy en día; ya que las élites que gobiernan el mundo (bajo la dirección de su amo Satanás), han estado promoviendo en los gobiernos a nivel mundial tanto el aborto como la eutanasia. Es cosa de que uno googlee un poco y se dará cuenta de que esto no es algo local del país donde uno vive, sino que es algo a nivel mundial. Sin ir más lejos, hoy 30 de diciembre de 2020, en Argentina, se aprobó el aborto hasta las 14 semanas de gestación.
Y como mencionaba antes, para que esto suene más aceptable, los gestores de estas mentiras diabólicas, les dan nombres, como por ejemplo, al aborto le dicen “derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos”. Y a la eutanasia se le llama “derecho a morir dignamente”.
No obstante, hermanos, debemos comprender, que tanto el aborto como la eutanasia son asesinatos; y digo asesinato, porque en términos legales, a diferencia del homicidio, el asesinato es premeditado. Es decir, la persona piensa matar a alguien, lo planea y lo hace. Mientras que en el homicidio no hay premeditación.
El punto que quiero destacar es que no importa que el mundo quiera adornar este tipo de asesinato, porque no se puede; pues tanto el aborto como la eutanasia son la muerte de otro ser humano de manera premeditada. Y particularmente, nosotros como creyentes, no podemos apoyar este tipo de prácticas, primeramente, porque la vida la ha dado Dios, pues Él es la Vida y la fuente de la misma, ya que bien dijo el Señor: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida (Juan 14.6). Y al ser Él el único dador de la vida, únicamente Él la puede tomar de vuelta, ya que bien dicen las escrituras:
Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. (Eclesiastés 8.8 NTV)
Y en este mismo libro, unos capítulos más adelante, dice lo siguiente: y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio (Eclesiastés 12.7 RVR60). Quizás alguien se pregunte porqué habla del espíritu que regresa a Dios y no del alma. Esto se aclara en Génesis donde dice:
Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente. (Génesis 2.7 LBLA)
Dios tomó barro, le dio forma de hombre y sopló el espíritu de la vida en su nariz y esta fusión de cuerpo hecho de polvo con la vida proveniente de Dios, dio como resultado el alma, pues donde dice: y fue el hombre un ser viviente, literalmente dice: y fue el hombre un alma viviente. Entonces, lo que regresa a Dios es la vida que Él mismo sopló en el ser humano que fallece. Pues sabemos que para el alma existen solo dos destinos, el cielo o el infierno.
Además, vemos que el Señor Jesús hizo lo mismo con sus discípulos, esto de soplar vida en ellos; escuche:
Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. (Juan 20.22 RVR60)
Por lo tanto, podemos ver que Dios es la fuente de la vida, que Él la sopló en el ser humano y que esa vida vuelve a Él en el tiempo que Él determinó, no cuando al hombre se le ocurre, tal como leí en Eclesiastés. Además, todos los seres humanos tenemos el mandato divino de no matar, tal como lo leemos en los diez mandamientos donde dice: No matarás (Éxodo 20.13). Y en este mandamiento no existen cláusulas que eximan o que condicionen ciertos tipos de asesinatos; no, el mandamiento de Dios es claro, no se puede quitar la vida a ningún ser humano, bajo ningún punto de vista. Porque para Dios, el hecho de que tomemos la vida en nuestras manos es un pecado gravísimo, tanto así que lo enlista en aquellos que irán al lago de fuego. Escuche:
Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21.8 LBLA)
Entonces, hemos visto que no podemos derramar la sangre de nadie, me refiero a matar a alguien, porque además de lo anterior que he dicho, el derramamiento de sangre, nos dicen las escrituras, contamina la tierra y para que esa contaminación desaparezca, aquel que mató a otro debe morir también. Escuche:
Además, no tomaréis rescate por la vida de un asesino que es culpable de muerte, sino que de cierto se le dará muerte; y no tomaréis rescate por el que ha huido a la ciudad de refugio para que vuelva y habite en la tierra antes de la muerte del sacerdote. “Así que no contaminaréis la tierra en que estáis; porque la sangre contamina la tierra, y no se puede hacer expiación por la tierra, por la sangre derramada en ella, excepto mediante la sangre del que la derramó. (Números 35.31–33 LBLA)
Es que la prohibición divina, en lo referente a la sangre, va desde el simple hecho de ingerirla a través de nuestras bocas, no recibir una transfusión de sangre como tergiversan los Testigos de Jehová. Este mandamiento fue dado por Dios desde que Noé salió del arca, pues bien le dijo:
Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. (Génesis 9.4–6 RVR60)
Ahora, a los abortistas les encanta decir que antes de los 3 meses el embrión no es más que un cúmulo de células. Decir eso es una ignorancia del porte de un buque, porque todo ser humano es un cúmulo de células, nuestra piel es un cúmulo de células, nuestros órganos son un cúmulo de células, nuestros huesos son un cúmulo de células. ¿O es que acaso se van a extirpar una pierna por ser un cúmulo de células? ¿O se van a sacar un ojo por ser un cúmulo de células? ¿O se van a trepanar la cabeza para sacar parte del cerebro por ser un cúmulo de células? ¡Claro que no! Esa no es más que una manipulación del lenguaje para que las mujeres que abortan no se sientan culpables del asesinato que están cometiendo.
Permítanme hacer un paréntesis y explicar un poco de genética básica. Cada célula de nuestros cuerpos posee 23 pares de cromosomas, bien empaquetados en el núcleo de la misma; pero existe una sola excepción y esas son las células reproductivas, es decir el óvulo y el espermatozoide, ya que estas células poseen solo 23 cromosomas, no 23 pares de cromosomas, sino 23 cromosomas. Es decir, poseen la mitad del material genético. Entonces, desde el momento que el óvulo de la madre se une con el espermatozoide del padre, ya es una nueva criatura, porque es una célula diferente del padre y de la madre; claro, comparte el material genético de ambos, pero solo la mitad. Por lo tanto, lo que se está gestando en el útero materno, no es parte del cuerpo de la mujer como para que ella decida qué hacer con él o no, porque no es un tumor o un parásito que hay que exterminar o matar, no, es un ser humano, diferente de la madre, que se está desarrollando dentro de ella. Pero insisto que decir que es un cúmulo de células no es más que una acomodación del lenguaje para quitarle el peso de consciencia a la mujer que quiera asesinar al hijo que lleva en su vientre.
Ahora, el comodín que usan los abortistas para validar su asesinato, es cuando argumentan sobre las violaciones diciendo que cómo aquellos que somos pro-vida podemos obligar a una mujer que tenga al hijo del violador. Aunque a los abortistas no les gusta reconocer lo siguiente que diré, pero no es culpa ni de la mujer el haber sido violada, así como tampoco es culpa del bebé que lleva en el vientre. Y el hecho de haber sido víctima de una violación, no le da el derecho a la mujer de volverse una asesina, porque como dije al principio, el mandato divino es claro: No matarás. Y si nos damos cuenta, Dios no da condiciones especiales en las cuales esté permitido; no, el mandamiento es claro, no matarás, es así de sencillo, sin cláusulas especiales o excepciones. Porque no dice: No matarás, excepto cuando una mujer haya sido violada. No, no es lo que dice, sino que dice no matarás, punto.
Lamentablemente, vivimos en un mundo cargado de maldad y pecado, las que se manifiestan de esta forma, me refiero a las violaciones. Hermanos, no podemos esperar, como creyentes, que el mundo actúe de una manera cristiana, porque no lo son, sino que son hijos del diablo y esclavos de su propio pecado. Tristemente, mujeres inocentes sufren a manos de violadores; pero vuelvo a insistir, no es culpa del niño que está gestando; y que bajo ninguna circunstancia, el hecho de haber sido violada, le da el derecho a una mujer para asesinar a aquel bebé en gestación a los ojos de Dios. Porque es Él quien le dio vida a esa criatura y es Él quien supervisa el desarrollo de ese embrión. Escuche:
No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. (Salmos 139.15–16 RVR60)
Y ahora que mencioné al diablo, el Señor Jesús dijo de él lo siguiente:
Pues ustedes son hijos de su padre, el diablo, y les encanta hacer las cosas malvadas que él hace. Él ha sido asesino desde el principio y siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y el padre de la mentira. (Juan 8.44 NTV)
Es decir, que cuando los seres humanos le damos muerte a otro ser humano, lo que estamos haciendo es imitar al maligno, quien, tal como leí recién, ha sido un asesino desde el principio de los tiempos; pues a través del pecado introdujo la muerte; porque bien dicen las escrituras:
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5.12 RVR60)
Por eso el Señor Jesús dijo del diablo que era un asesino desde el principio, ya que mató, por medio del pecado, a la humanidad que Dios había creado. Misma mentira que ha estado metiendo en la cabeza de las mujeres del tan bullado movimiento de los pañuelos verdes.
Si nos vamos al plano de los creyentes, una mujer cristiana, bajo ningún punto de vista puede apoyar siquiera esta doctrina satánica de asesinar inocentes, sino que además, tiene estrictamente prohibido hacerse un aborto, no solo por la prohibición de Dios de no matar, sino por la sencilla razón de que nuestros cuerpos, ya no son nuestros. Dice su Palabra:
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6.19–20 RVR60)
Al principio hablaba de esta mentira del relativismo, el cual busca “libertar” al ser humano de sus ataduras. Y precisamente, este movimiento satánico abortista, les dice a las mujeres que son dueñas de sus cuerpos y, por tanto, pueden hacer con ellos lo que se les antoje, ya que nadie tiene derecho a decirles nada; obviamente, siguiendo esta corriente de pensamiento relativista en la que yo puedo hacer lo que se me antoja sin ninguna consecuencia y sin que nadie me pueda decir nada. Pero acabo de leer que Dios nos dice a los creyentes que nuestros cuerpos ya no nos pertenecen, sino que le pertenecen a Él; por lo tanto, ninguno de nosotros puede hacer lo que se nos antoje con nuestros cuerpos. Y en lo relativo a los abortos, las mujeres creyentes no tienen potestad sobre sus cuerpos (al igual que los varones), por lo cual, bajo ningún punto de vista, pueden hacerse un aborto o siquiera apoyar los asesinatos sistemáticos de niños inocentes, por las razones antes expuestas.
Antes de seguir con la eutanasia, me gustaría hacer una pausa en el podcast, ya que tengo un anuncio que hacer. Hace no mucho creé un podcast exclusivo de predicaciones llamado, Y si solo hablamos? Es una pregunta, por lo tanto, está entre signos de interrogación. En este podcast van a encontrar predicaciones cortas de entre 5 a 7 minutos. Mi idea es, ir subiendo más mensajes de este tipo, poco a poco. Y el objetivo principal es que ustedes, mis hermanos, puedan compartir estas predicaciones cortas entre sus contactos y familiares inconversos.
El podcast, además de estar disponible en el sitio web www.hablemos.xyz, también está disponible en plataformas como Spotify, Apple Podcast, Google Podcast, Tunein, etc. Así que, les invito a darse una vuelta por el sitio web: www.hablemos.xyz o que busquen el podcast que se llama Y si solo hablamos? Porque tal como dije, la idea es que lo compartan entre sus contactos inconversos.
Bueno, volviendo al tema, ahora hablaré sobre la eutanasia. Para quien no sepa la etimología de esta palabra, proviene del griego y significa: “muerte fácil o gentil”, también se traduce como una “muerte dulce”. En donde el prefijo eu significa “bueno”; y thanatos significa “muerte”. Esta palabra es definida por el diccionario de la Real academia de la lengua como: Intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura.
Entre quienes practican la eutanasia existe una doble culpa frente a los ojos de Dios. Me explico, está la culpa de aquel que busca el suicidio, es decir, la persona enferma y que está sufriendo; y por otra parte, la culpa del ejecutor de la muerte, quien estaría el cargo de prerpetrar el asesinato del enfermo. Ahora, qué pasa con la persona enferma que sufre. Dice la Palabra de Dios:
Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. (Job 33.14 RVR60)
Dios le habla al ser humano para que se vuelva a Él, pero como este persiste en no oír la voz de Dios, Él tiene que hablarle más fuerte para que el hombre le ponga atención y escuche su voz; como es el caso de las personas que sufren y desean la muerte. Pero tal como dice el versículo que leí recién, el ser humano no entiende, incluso cuando Dios le está hablando de esta manera. Mis hermanos, ya hemos visto que Satanás es el padre de la mentira y este ser maligno desea llevarse consigo a la muerte segunda la mayor cantidad de personas. Entonces, en el caso específico de las personas que sufren y desean la eutanasia, él les susurra al oído diciendo: “si mueres, dejarás de sufrir”, “con la muerte se acaba todo”. Pero nosotros sabemos que si una persona parte de este mundo sin Cristo, solo le espera la condenación de su alma; razón suficiente para jamás desear la muerte de un inconverso, ni siquiera por “piedad”, porque lo estaríamos mandando al infierno, que según sabemos, es un lugar de tormentos eternos.
Ahora, lo que le está pasando a la persona enferma que desea la eutanasia, no es algo del destino, ni es el karma o el la mala suerte, porque todo lo que pasa en este mundo es por mandato de Dios. Escuche:
¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. (Lamentaciones 3.37–39 RVR60)
Vuelvo a repetir, que ese dolor y sufrimiento que padece una persona, no es más que la voz de Dios diciéndole que se vuelva a Él; sin embargo, el ser humano prefiere huir de Dios acabando con su propia vida, para no volverse a Él, pensando que con la muerte hallará el descanso que tanto anhela.
Recién hablaba sobre que es Dios quien nos da la vida y que solo Él es quien la puede quitar, porque nosotros no tenemos ese derecho, sino que tenemos la prohibición de matar. Ahora, en cuanto a los cristianos, bajo ningún punto de vista nosotros podemos atentar contra nuestros propios cuerpos, porque son templo del Espíritu Santo, pues bien dice su Palabra:
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. (1 Corintios 3.16–17 RVR60)
Y como creyentes, tampoco podemos desear que alguien que sufre se muera, especialmente si esa persona no ha aceptado a Cristo, porque, tal como dije antes, solo le espera la condenación de su alma.
Ahora, llevando este tema al plano de los creyentes; si Dios permite el dolor en uno de sus hijos, es porque le está hablando fuerte, ya que este hijo está siendo rebelde en un área de su vida y puede que no sea plenamente consciente de ello, como fue el caso de Job. Y Dios necesita moldear dicha área sí o sí. Entonces, el creyente que se haya en esta situación debe prestar oído a la voz de Dios y no andarse quejando de lo que le está pasando, ni mucho menos desear la muerte; porque como cité anteriormente, esto no es algo fortuito, sino que pasa porque Dios así lo determinó.
Así que, para concluir, amados hermanos, ni como seres humanos sin Cristo, ni como creyentes, podemos tomar la vida de una persona en nuestras manos, sin importar si está dentro de un vientre o fuera del mismo, porque ya hemos visto que a los ojos de Dios, la vida es sagrada, pues Dios le dio ese estatus, por lo tanto, no podemos ir en contra de los designios de Dios. Así como tampoco, podemos estar apoyando este tipo de prácticas, siendo creyentes, por más “humanitarias” que nos parezcan, por todo lo que ya hemos visto.
Sé que se nos bombardea día a día con estas mentiras por parte de los medios de comunicación que son manejados por el maligno; es por eso que nosotros debemos estar atentos y no dejarnos engañar por las mentiras del diablo. Porque recuerde que nosotros tenemos mandato de no dejarnos engañar, tal como le dijo el Señor Jesús a sus apóstoles: Mirad que nadie os engañe (Marcos 13.5). Mis hermanos, vuelvo a repetir, no creamos las mentiras del padre de la mentira, ni tampoco imitemos al mundo, porque Dios nos lo prohíbe (Romanos 12.2).
Que el Señor les bendiga.
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