El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. (Eclesiastés 12.13 RVR60)
«En resumen» es una frase que oímos con mucha frecuencia. Se usa mucho en las conversaciones y en discursos para indicar que lo más importante de todo es lo que se va a decir a continuación.
Esa misma frase se puede usar también, por ejemplo, en los deportes. Un entrenador puede usarla para decirle a sus jugadores que, «en resumen», lo más importante para el equipo es ganar, no crear estadísticas personales ni impresionar a la multitud. Asimismo, un profesor que está enseñando a una clase, puede usar esta frase para llamar la atención de sus alumnos de que lo más importante de la clase es cierta cosa que está a punto de mencionar.
Entonces, para aquellos que somos siervos del Señor Jesús, el resumen, ¿qué es lo más importante? Quizás, uno de los mejores resúmenes es el autor de Eclesiastés, inspirado por el Espíritu Santo expresó:
El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. (Eclesiastés 12.13–14 RVR60)
El temor a Dios es importante, porque es la fuente de la sabiduría: El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. (Proverbios 1.7 LBLA). Del mismo modo, el guardar los mandamientos de Dios es una demostración de nuestro amor a Dios:
Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14.15 y 21)
En la vida cristiana es absolutamente esencial tener una reverencia sana hacia Dios y hacer día tras día lo que Él dice. Así que, confiemos en Dios lo suficiente como para hacer lo que Él dice, por difícil que sea. Así, en resumen, podremos ser hijos que le produzcan contentamiento a Dios.
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