Elegidos para dar fruto
- 9 mar
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Versión en video: https://youtu.be/rf1uTN3i7VM
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. (Juan 15:16)
En un mundo donde constantemente se nos dice que debemos luchar por nuestro propio destino, el Señor Jesús nos recuerda que no fuimos nosotros quienes lo escogimos a Él, sino que Él nos eligió a nosotros. ¡Qué maravilla saber que Dios nos ha escogido con un propósito eterno! No fue nuestra iniciativa seguirle, sino su gracia y amor los que nos alcanzaron.
Cristo no solo nos elige, sino que nos coloca en un camino de propósito: llevar fruto. Un árbol frutal sano no se esfuerza para dar frutos, simplemente lo hace porque está arraigado en buena tierra y recibe el alimento necesario, además de ser su naturaleza dar frutos. Así también nosotros, si permanecemos en Cristo, produciremos frutos de amor, paz, paciencia, etc. que glorifican a Dios y bendicen a otros, esto es porque estamos arraigados a Cristo, y porque es parte de nuestra nueva naturaleza.
Pero no se trata solo de llevar fruto, sino de que nuestro fruto permanezca. Muchas cosas en este mundo son pasajeras, pero el fruto que damos en Cristo tiene un impacto eterno. Las almas que alcanzamos, las palabras de aliento que damos, la vida que vivimos en santidad, etc. todo esto es semilla que produce cosecha para la gloria de Dios.
Finalmente, el Señor Jesús nos deja una promesa: “para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Esto nos recuerda que nuestra dependencia de Dios es clave. Si nuestra vida está alineada con su voluntad, nuestro propósito será glorificarle, nuestras oraciones estarán en sintonía con su corazón y Él responderá.
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