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El peligro de la prosperidad económica



Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. (2 Pedro 3:10)


Los creyentes de hoy en día de lo único que nos preocupamos es de las cosas materiales de esta vida y de ser felices en el mundo. Sin embargo, el mismo Señor Jesús, siendo Dios, no tuvo dónde recostar su cabeza, dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza» (Mateo 8:20). Pero no me malinterprete, no es malo tener bienes materiales, no obstante, ese no es el objetivo de la vida como cristianos. 


El dinero puede ser una gran piedra de tropiezo en la vida de los creyentes. He visto con dolor cómo vidas espirituales de cristianos fieles han sido arruinadas tras mejorar su situación económica. Algunos se volvieron directamente al mundo, mientras que otros, viven en estados de tibieza espiritual, famélicos en la fe. ¿Por qué es esto? Porque han cambiado de amo, bien dijo el Señor: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24).


Esta es una mentira del diablo. Él es astuto y sabe cómo distraer la atención de los creyentes. Pero, hermanos, no nos dejemos engañar por Satanás, porque lo material de este mundo perece. Por eso dijo el Señor: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan» (Mateo 6:19–20).


Hermanos, busquemos mejor ser ricos para con Dios, ricos en buenas obras, en fe, en amor, en paciencia. Puesto que es más sabio que busquemos las riquezas espirituales que las riquezas materiales, porque todo aquí perece, y es más, todo será destruido por fuego, tal como dice el versículo del encabezado. Además, nunca podremos sacar nada de este mundo: «Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto» (1 Timoteo 6:6-8).


Seamos cuidadosos con lo económico, esa es la advertencia de Pablo a Timoteo en 1 Timoteo 6:10. Oigamos esa advertencia. 

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