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El omnipresente celular




Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. (Hebreos 12.2 RVR60)


Muchos seguidores de Cristo (cristianos) en estos tiempos tan peligrosos, donde ha proliferado la ciencia y la tecnología, se han dejado arrastrar, vislumbrados por un aparato tan pequeño, el celular, y lo han empezado a idolatrar. Este ha llegado a ser el amo a quien le rinden culto y adoración, pues no pueden vivir sin él, sino que desde que se despiertan, hasta que se duermen en la noche le rinden culto.


Nos hemos olvidado de leer nuestras Biblias en las mañana antes de comenzar el día; asimismo, tampoco hay tiempo para orar. Porque al abrir sus ojos, lo primero que hacemos es tomar su celular y revisar las redes sociales y los mensajes que hemos recibido; pero ¿y quién se acuerda de Dios? ¿Acaso ya no hay tiempo para Dios en estos tiempos?


Estamos siendo igual que el pueblo hebreo que Dios sacó de Egipto por medio de Moisés. Dios lo sacó con grandes señales y prodigios. Sin embargo, ese pueblo mal agradecido, mientras Moisés había subido al monte por mandato de Dios, el pueblo se hizo un ídolo de oro, olvidando a Dios en un par de días se pusieron a adorar un becerro de oro diciendo: —«estos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto» (Éxodo 32.4).


Hermanos, no podemos seguir aquel mal ejemplo, porque nuestro Dios es grande y digno de ser adorado; bien dice su Palabra:


Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. (Malaquías 1.11 NTV)


Además, debemos recordar que Dios es un Dios celoso que no tolera otros dioses (Éxodo 20.5). Y si has dejado de rendir tu vida al que te sacó de la corriente de este mundo (Efesios 2.1-2) para volver a ser esclavo del pecado y la desobediencia; que en este caso es un aparato tecnológico; entonces, no eres apto para el reino de Dios. Mire lo que dijo el Señor:


Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. (Lucas 9.62 RVR60)


Hermanos, volvámonos a nuestro Dios, abandonemos todo aquello que desvía nuestra atención en pos de nuestro Salvador y vivamos únicamente para Él y para su gloria. No sigamos desperdiciando nuestro tiempo en cosas perecederas.


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