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EL MAL USO DE LA GRACIA



La gracia es entendida como el favor inmerecido de parte de un ser superior a otro inferior, que en este caso es de Dios hacia nosotros. Por la pura bondad de Dios, ama al pecador y no desea su muerte, sino su conversión y su vida (Ez. 18.23) Sin embargo, hoy en día se hace un mal uso o más bien un abuso de la gracia que nos da Dios.


El ejemplo más clásico es el donde se oye a muchos cristianos decir: «No estamos bajo la ley, sino bajo la gracia». Usan esta frase cuando quieren excusarse de no ser obedientes a la Palabra o llevando ideas propias. Por ejemplo, cuando se les dice que debemos obedecer los mandamientos de Dios (no para alcanzar la salvación del alma, sino por obediencia y amor al Señor), esta clase de personas dice que eso era para Israel, que eso era en el Antiguo Testamento, porque ahora estamos en el Nuevo Testamento, por lo tanto, estamos en la gracia. Pero se olvidan lo que dijo el Señor Jesús: Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14.15–16 RVR60). Y también dijo: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él (Juan 14.21 RVR60).


Otra de las excusas que usan para justificar su actuar es decir que aquí en el mundo todo cambia, y por lo tanto, los cristianos tenemos que vivir una vida de modernidad para no ser despreciados del mundo. No obstante, en su Palabra encontramos otra cosa: No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta (Romanos 12.2 NTV).


Oiga, hemos nacido de nuevo y se nos dio un nuevo corazón. Además, puso dentro de nosotros a su Santo Espíritu, el cual nos permite guardar los preceptos de Dios, así como el poder ponerlos por obras. Pues por eso dice: Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1.7).


¿Acaso no hemos entendido que somos suyos?, le pertenecemos. Ya no somos del mundo. Por eso el Señor Jesús dijo: No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Juan 17.15–17 RVR60). Yo veo muy clara la Palabra del Señor, la cual nos dice no tenemos que andar igual que el mundo. Porque, conforme a su Palabra, ya no somos nuestros (1 Corintios 6.19); además, fuimos escogidos y salvados para ser santos y sin mancha delante de Dios (Efesios 4.4). Por lo tanto, no podemos abusar de la gracia para hacer lo que queramos o para vivir como se nos antoje, así como tampoco podemos pecar o hacer nuestra propia voluntad, desestimando los mandamientos de Dios, por «estar en la gracia». Tengamos cuidado hermanos y no caigamos en esta mentira del diablo.



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