El increado, eterno y soberano Dios
- 4 dic 2024
- 2 Min. de lectura

Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. (Salmos 90:2)
La mente humana lucha por comprender lo eterno. Todo lo que vemos tiene un inicio y un fin: el día comienza con el amanecer y termina cuando empieza la noche; la vida comienza con el nacimiento y termina con la muerte. En medio de este ciclo finito, encontramos al Dios de la Biblia, quien trasciende todo límite temporal y espacial, porque Él es eterno, sin principio ni fin, un concepto que no podemos entender, sino solo creer por fe.
Las Escrituras nos enseñan que Dios no es parte de la creación, puesto que Él es el creador de todo lo que existe. El apóstol Juan declara: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:1–3).
Antes de que el tiempo comenzara, antes de que las estrellas fueran colocadas en el cielo y antes de que el hombre fuera formado del polvo de la tierra, Dios ya era. Él no fue creado, porque no depende de nada ni de nadie para existir. Dios es autosuficiente, infinito y eterno. Esto tiene profundas implicaciones para nuestras vidas. El hecho de que Dios sea el Creador significa que todo lo que existe le pertenece. Pero al mismo tiempo, que Él no tenga un principio, y que no sea creado, nos habla de lo diferente que somos de Dios. Nosotros somos obra de sus manos, hechos a su imagen y semejanza (Génesis 1:27), pero jamás iguales a Él.
Pero lo hermoso, es que la eternidad de Dios nos da seguridad en su plan, pues no acaba, lo mismo pasa con sus promesas, las cuales son fieles y se cumplen siempre. Si Él existió antes de la creación y sostendrá todo por la eternidad, podemos confiar en que nada de lo que enfrentemos está fuera de su control. Su propósito es eterno y su amor es constante.
Qué hermoso es poder contar con un Dios Todopoderoso, sin principio ni final, que nos ama, nos salva, nos sustenta, nos mantiene y nos ha prometido una eternidad junto a Él en su reino de luz admirable.
Commenti