El Diablo, un enemigo poderoso pero sutil
- 16 ago 2024
- 2 Min. de lectura

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8)
Imaginemos un jardín lleno de hermosas flores y plantas. Al principio, parece un lugar perfecto y sin problemas. Pero bajo la superficie, las raíces de una planta invasora comienzan a extenderse, imperceptibles a simple vista. Si no se detecta y se elimina a tiempo, esta planta puede asfixiar y destruir todo el jardín. Así es el trabajo sutil del diablo. Por eso es que la Biblia nos advierte repetidamente sobre la realidad y el poder del diablo. Aunque es un enemigo formidable, también es astuto y utiliza tácticas sutiles para alejarnos del camino de Dios. Como creyentes, debemos estar alerta y equipados con la Palabra de Dios para resistir sus ataques.
Tal como dice el versículo del encabezado, el diablo siempre está al acecho, buscando destruir. Debemos estar atentos, vigilantes en oración y firmes en nuestra fe, para no caer en sus trampas. De ahí que Pablo a los efesios: «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:11). Este versículo nos recuerda que Dios nos ha proporcionado las herramientas necesarias para resistir al diablo. La armadura de Dios, que incluye la verdad, la justicia, el evangelio de la paz, la fe, la salvación y la Palabra de Dios, es nuestra defensa contra sus engaños.
Pero nuestro enemigo nunca viene de frente, sino que ataca de manera sutil. Su mejor estrategia es que pensemos que él es inocuo, buscando verse como un ángel de Dios. En 2 Corintios 11:14, dice: «Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz». Siempre se disfraza como algo bueno o atractivo para engañarnos. ¿Cómo evitamos esto? Me refiero a ser engañados por las sutilezas del maligno, su Palabra nos da la respuesta: «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7). Entonces, la clave para resistir al diablo es someternos a Dios. Porque al buscar su presencia y su guía, el diablo no tendrá lugar en nuestras vidas. La oración, el estudio bíblico y la comunión con otros creyentes nos fortalecen en esta batalla espiritual.
Así que, hermanos, debemos mantenernos vigilantes, vestirnos con la armadura de Dios y buscar su presencia continuamente. Al hacerlo, podemos resistir los ataques del enemigo y permanecer firmes en nuestra fe.
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