¿Pero qué piensan de lo siguiente? Un hombre con dos hijos le dijo al mayor: “Hijo, ve a trabajar al viñedo hoy”. El hijo le respondió: “No, no iré”, pero más tarde cambió de idea y fue. Entonces el padre le dijo al otro hijo: “Ve tú”, y él le dijo: “Sí, señor, iré”; pero no fue. (Mateo 21.28–30 NTV)
Hace ya varios años que estamos viviendo en una sociedad post-cristiana. Para quien no sepa, esta es aquella que habiendo tenido a la religión cristiana como el centro de las relaciones sociales y normas morales, ha transitado a una donde la religión se ha recluido en las iglesias; a los ojos de esta nueva sociedad moderna lo cristiano se concibe casi exclusivamente como prácticas y servicios religiosos que no afectan a la sociedad en sí. En otras palabras, el cristianismo pasó del ámbito social-público para concentrarse en la esfera privada-personal.
Del mismo modo, en nuestros días, las redes sociales (RRSS) se han vuelto omnipresente en la vida de la gran mayoría de las personas de este mundo. Los likes ya son parte de la vida diaria y para nadie es ajeno. Y nosotros los cristianos hemos estado siguiendo la corriente de este mundo, una corriente desde donde habíamos sido sacados por Dios.
Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2.1–3 LBLA)
Hoy en día, nos quedamos conformes con darle like a la foto de un versículo bíblico que vemos en alguna red social o a una frase cristiana de algún hermano del pasado o del presente.
Nos hemos vuelto igual que el segundo hijo de la parábola que puse al principio. Por así decirlo, a Dios solo le damos likes, pero no hacemos nada; porque no oramos a diario, no leemos y escudriñamos las escrituras cada día, no predicamos su evangelio santo a quienes nos rodean. En nuestras playlist pocas veces hay música cristiana y si es que la hay, muchas veces es música que solo exalta a los humanos y no al creador.
Lo triste, es que ya no solo estamos en una sociedad post-cristiana, sino que estamos en una cristiandad post-cristiana. Y lo peor es que le creemos más al hombre que a Dios, porque claro, con puros likes jamás podremos llegar a conocerlo. Esto es tan terrible que nos hemos vuelto ovejas necias que quieren ser cerdos para revolcarse en el barro sin sentir ningún remordimiento. Porque conocer a nuestro Dios y Salvador es la inteligencia:
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. (Proverbios 9.10)
Dejemos de seguir la corriente de este mundo que siempre la ha vuelto la espalda al Señor y vivamos como Él espera que vivamos, vidas alejadas del pecado, vidas que sean un sacrificio agradable en su presencia (Romanos 12.1).
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