El arrepentimiento y creer en el evangelio
- 27 ene
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Versión en video: https://youtu.be/tYh6sKFQafg
Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. (Marcos 1:14–15)
Cuando el Señor Jesús inicia su ministerio en Galilea, su mensaje es claro y directo: “arrepentíos, y creed en el evangelio”. Estas palabras no solo anuncian una nueva era en el plan redentor de Dios, sino que también establecen el camino necesario para recibir su gracia: el arrepentimiento.
Desde los tiempos antiguos, los profetas anunciaron la venida del Mesías, y con su llegada, el tiempo de la espera llegó a su fin. Jesucristo, el Hijo de Dios, trajo consigo el cumplimiento de las promesas de salvación. Este anuncio nos recuerda que Dios siempre cumple su palabra en el tiempo perfecto. Su plan no falla ni se retrasa, y su reino es una realidad que debemos recibir con urgencia y reverencia. Por esta razón podemos confiar en sus promesas, porque nuestro Dios no miente.
El llamado al arrepentimiento es el primer paso para entrar en el reino de Dios. El arrepentimiento no es solo sentir remordimiento por nuestras acciones, sino dar un giro completo en nuestra manera de vivir, alejándonos del pecado y volviendo nuestro corazón hacia Dios.
Arrepentirse significa reconocer que nuestras vidas, separadas de Dios, están marcadas por la desobediencia y el pecado. Es admitir que no podemos salvarnos a nosotros mismos y que necesitamos de su perdón. Este acto de humildad abre el camino para que su gracia transforme nuestras vidas.
El arrepentimiento es más que una decisión; es una obra de Dios en nuestros corazones. Él nos convence de pecado a través de su Espíritu Santo y nos muestra la hermosura de su evangelio. Sin arrepentimiento, no puede haber fe genuina, porque no podemos recibir las buenas nuevas mientras sigamos aferrados a nuestras viejas maneras de vivir.
El Señor Jesús no solo nos llama a arrepentirnos, sino también a creer en el evangelio. Esta fe no es un simple asentimiento intelectual, sino una confianza total en su obra redentora. Creer en el evangelio significa depositar nuestra esperanza en Cristo: en su vida perfecta, su sacrificio en la cruz y su victoria sobre la muerte. Cuando el arrepentimiento y la fe se unen, ocurre un milagro en nuestras vidas. Somos hechos nuevas criaturas, reconciliados con Dios y capacitados para vivir en obediencia y gratitud. Es a través de esta fe que experimentamos el poder transformador del evangelio, no solo para la vida eterna, sino también para nuestra vida diaria. ¿Lo has experimentado?
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