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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Edificaré mi Iglesia



 

Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. (Efesios 5:25)

 

Un creyente escribió lo siguiente: En la guía telefónica de mi ciudad, que no es muy grande, hay registradas unas diez iglesias diferentes. A menudo oigo a cristianos hablar de «su» iglesia. Sin embargo, en la Palabra puedo leer que «Jesús había de morir… para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Juan 11:51–52).

Los apóstoles hablaban de iglesias en plural haciendo alusión a iglesias locales ubicadas en una u otra localidad, pero todas formaban parte de la misma Iglesia. La palabra «iglesia», que suele estar en singular en la Biblia hace referencia al cuerpo de Cristo. La iglesia le pertenece al Señor Jesús, pues dijo: «Edificaré mi iglesia» (Mateo 16:18). Al principio de su historia –recopilada en el libro de los Hechos– «todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas» (Hechos 2:44).

¿Cuál es la conclusión? Sin duda, que las divisiones son obra de Satanás y que nosotros, los cristianos, le hemos ayudado mucho mediante nuestros egoísmos y desvíos con respecto a la enseñanza bíblica. Sí, tristemente los creyentes a veces damos una imagen muy dividida de la Iglesia para con el mundo. Sin embargo, debemos esforzarnos en verla como Jesús la ve, y ocupar nuestro lugar de una forma que agrade a nuestro Señor.

No obstante, personalmente, me produce gozo tener la seguridad de que el Señor Jesús mismo edifica su asamblea y garantiza su unidad y su futuro. Bien dice su Palabra: «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella», «la sustenta y la cuida», «para santificarla» (Efesios 5:25-29). Él añade cada día nuevas «piedras vivas» (1 Pedro 2:5).

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