NOTA: Esta es una predicación hecha en el podcast Edificados en Cristo. Para escucharla, haz click aquí.
¡Sean todos muy bienvenidos a un nuevo episodio más en su podcast Edificados en Cristo! Mi nombre es Alexis y el día de hoy les traigo un episodio titulado ¿Dónde pasarás la eternidad? Pero antes, demos paso a la intro y los veo enseguida.
Juan el bautista, hablando del Señor Jesús dijo: Él debe tener cada vez más importancia y yo menos. (Juan 3:30)
Amigo(a) ¿a quién o a qué estás dando más importancia en tu vida? Hoy en día lo que más prevalece es el “yo”; buscando por todos los medios posibles satisfacerlo. He oído decir: “Yo no me niego nada, porque la vida es corta y hay que vivirla al máximo”; en otras palabras, disfrutarla al máximo mientras se pasa por alto las leyes divinas de Dios.
Pero, permíteme hacerte una pregunta, ¿sabes cuántos años de vida te dio Dios aquí en la tierra? Porque sabes que un día morirás, ya que es la única cosa segura en esta vida, aunque no nos guste pensar en ello.
Y si solo te preocupaste de vivir tu vida acá hasta agotarla, pero jamás te preocupaste por saber qué dice Dios que hay más allá de la muerte ¿sabes a dónde irás? ¡Sí! una vez que fallecemos nos espera la ineludible eternidad.
Déjame que te explique un poco, porque ¿sí sabes que Dios te dio un alma eterna, cierto? Esto quiere decir que luego de la muerte física seguirás existiendo eternamente y sólo hay dos lugares en donde pasar esta eternidad.
1. La primera, es el lugar donde está Dios, es decir, el cielo; al cual llegarán lo que creyeron en Jesús como el salvador de sus vidas.
2. Y el otro lugar, es un lugar horrible, de oscuridad, de tormentos; donde el engañador de las almas (conocido como el diablo) con sus demonios y todos los que no quisieron creer la verdad de Dios, pasarán la eternidad allí.
Sí, dice la Biblia que a Satanás le espera un terrible y horrendo lago de fuego y azufre que no se apaga jamás (Esto está en Apocalipsis capítulo 20, verso 7).
Y arrastrará con él a todos los que creyeron sus mentiras. Por ejemplo, esa que se dice que aquí en la tierra está el cielo y el infierno; pero esa es una mentira. A aquel terrible destino irán todos aquellos que vivieron ignorando el favor de Dios, el cual Dios envió a su Hijo a rescatarnos de las garras de Satanás. Por eso dice:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; (escuche esto) pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:16-18)
Estas fueron palabras del Señor Jesús. Y como acabas de oír, él dijo que el que no cree en él ya está condenado. Por tanto, si no has creído en él -como el salvador de tu vida- tu condena ya está lista, solo falta que mueras para que se ejecute la sentencia. Por eso es que si mueres de este mundo sin haber creído en Jesús como tu salvador, lo que te espera es la condenación eterna de tu alma inmortal.
Así que, busca a Dios antes que abras los ojos y te encuentres en aquella eternidad, de donde jamás podrás volver a salir.
No obstante, si le estás creyendo al diablo, permíteme decirte que has elegido pasar los horrores del sufrimiento eterno sin Dios y donde, dice su palabra, el gusano (que es la conciencia) nunca muere, ni el fuego nunca se apaga. (Marcos 9:44)
Pero si eres de los que se reconocen como un pecador perdido, te arrepientes de todo el pecado que has hecho en tu vida y crees de todo corazón que Jesús te puede perdonar tus pecados y salvarte de aquel horrible destino, entonces estarás gozando de su presencia por la eternidad.
Dice su Palabra: Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios. ¡No tardes! Porque dice la Palabra de Dios: Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días. (Salmos 7:11)
¡No te demores, porque mañana podría ser muy tarde!
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