Alexis Sazo
Doma la lengua

En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente. (Proverbios 10:19)
En los parques de diversiones, los autos que chocan son muy populares. A la gente le gusta conducir imprudentemente durante unos minutos y chocar a propósito, aunque sin hacer daño, con los autos de otras personas.
A algunas personas les gusta «chocar» en sus relaciones con los demás, usando palabras rudas, chocan deliberadamente con los sentimientos de los demás, lo cual sí es dañino.
En el versículo del encabezado dice: «mas el que refrena sus labios es prudente». No obstante, en Santiago 3:8–9, dice: «pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios». Y para que no pensemos que los cristianos bendicen y los que no maldicen, tenemos que recordar que Santiago le estaba escribiendo a cristianos.
Para domar nuestra lengua necesitamos la ayuda de Dios. En Romanos 6:13, el apóstol Pablo dijo que tenemos que tomar una decisión: «tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia» (Romanos 6:13). De ahí que luego en el capítulo 12 haya dicho lo siguiente:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. (Romanos 12:1)
Así que, hoy y todos los días, tenemos que presentar nuestros cuerpos, incluyendo la lengua rebelde, como sacrificio vivo a Dios, para que Él la use como instrumento de bendición.