Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? (Lucas 12:24)
El verano de 2003 fue particularmente caluroso y seco en Europa, incluso en los países escandinavos. El pasto de las praderas se secó muy temprano. Sin agua las plantas no pueden desarrollarse, porque este elemento constituye una buena parte de la materia vegetal. Como estas plantas son el alimento de los animales y los seres humanos, una sequía prolongada puede tener graves consecuencias para la alimentación humana.
¿Quién da las lluvias? El profeta Jeremías escribió: «Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega» (Jeremías 5:24). Dios es quien establece las condiciones favorables para producir el alimento que consumimos. ¿Somos conscientes de ello? ¿Le hemos dado las gracias a Dios, tal como las escrituras nos alientan a hacerlo? En Efesios leemos:
Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:20)
Toda la vida de la creación, incluyendo la de nuestros cuerpos, es mantenida por el Señor Jesús, ya que dice: «quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder» (Hebreos 1:3b). No se engañe, no es por nuestros esfuerzos o porque nosotros contaminamos más o menos, toda la vida en este mundo es mantenida únicamente por Dios.
Pero Él quiere más que eso para nosotros. Me refiero a que Él quiere darnos la vida eterna y llevarnos a Dios para morar para siempre con Él. ¿De qué manera se hace esto? Creyendo en el Hijo de Dios, el Señor Jesús, como el salvador de nuestras vidas. Él dijo: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10).
¿Quieres tener vida eterna? ¡Ven a Cristo, no demores!
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