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  • Foto del escritorIris P.

DEUDA DE AMOR



No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. (Romanos 13.8 RVR60)

Pablo, nos habla acerca de una deuda, la cual es una deuda de amor. El Señor descendió desde el cielo, dejando todas sus glorias, para caminar entre nosotros y dar su vida en la cruz para que nosotros no tuviéramos que ir a la condenación eterna debido a nuestros pecados.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2.5-11 RVR60)

El Señor Jesús nos mostró su amor eterno y al aceptar su obra redentora, nos hicimos deudores de su amor infinito. Una forma de “pagarle” es obedeciendo sus mandatos, como por ejemplo, el de amar a nuestro prójimo, porque allí se cumple la ley.

Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. (Romanos 13.9-10 RVR60)

Por amor a nosotros, el Señor Jesús, cumplió toda su ley, ya que era algo absolutamente imposible para nosotros, seres pecadores. Por eso su palabra nos dice:

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. (Efesios 5.1 RVR60)

Por lo tanto, si Cristo lo hizo, nosotros también debemos hacerlo. Además en su palabra nos enseña que no debemos cansarnos de hacer el bien y de ayudarnos mutuamente (Hebreos 13.16).

Pero, ¿qué hacemos por amor de nuestro prójimo? Es cierto que el mayor acto de amor que podemos hacer por alguien es hablarles de la obra de Cristo en la cruz para que sean salvos y no vayan a condenación, ya que esta es la voluntad de Dios.

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 Pedro 3.9 RVR60)

También es importante que los ayudemos de otras formas, ya sea económicamente hablando o sencillamente orando por ellos, oyéndolos y compartiendo un tiempo con ellos. Entonces, mis hermanos, ¿qué haremos para saldar nuestra deuda de amor con el Señor?


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