Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? (Génesis 3:9)
Desde el primer momento en que el hombre pecó contra Dios, este le ha estado buscando, pues el ser humano se extravió, de ahí que Dios haya preguntado: «¿Dónde estás tú?». A menudo leemos en la Biblia que se nos invita a buscar a Dios, no obstante, también nos dice: «No hay quien busque a Dios» (Romanos 3:11). El ser humano va tras las riquezas, el poder, la fama, los honores, los placeres, etc. pero ¿quién busca verdaderamente a Dios?
Aquí está lo hermoso, ¡Dios es quien nos busca! Dijo el Señor: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros» (Juan 15:16). Aunque esto de que Dios nos busca puede parecer extraño, porque Él es quien conoce todas las cosas, entonces, ¿por qué tendría que buscarnos? ¿No sabe acaso quiénes somos y dónde estamos? ¡Claro que lo sabe! Pero nos busca porque nosotros somos los que estamos lejos de Él. La Biblia dice:
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. (Isaías 53:6)
Por lo tanto, podemos decir con toda certeza: Los seres humanos estamos perdidos. Sin embargo, Dios no nos abandona a nuestra suerte, a nuestra culpabilidad. Ya lo decía al principio, desde el momento de la caída del hombre, Dios nos anda buscando y nos dice a cada uno: «¿Dónde estás tú?». Esta pregunta es como un haz luminoso que barre con todo nuestro pasado. Al leer la Biblia podemos conocer las preguntas que Dios nos hace; estas nos alcanzan ahí en donde estemos, quizás encerrados en amargura, en la mentira, la soledad, etc. No obstante siempre pone personas en nuestro camino que conducen a su presencia. Además, pone en nuestro corazón el deseo de volvernos hacia Él. No nos cerremos a ese llamado, oigamos y hagamos caso de las palabras de Dios que con tanto amor nos dice: «Buscadme, y viviréis» (Amós 5:4).
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