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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Cuidado a quien hospedamos



No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. (Hebreos 13:2)


El Señor en su Palabra nos habla de ser hospedadores, pero tenemos que ser cuidadosos en este aspecto.


Históricamente, en la época del Señor Jesús, las posadas romanas tenían una reputación tan mala que los rabinos prohibían que aun el ganado se dejara allí. Ante semejantes condiciones negativas, los cristianos que viajaban solían recurrir a la hospitalidad de otros creyentes.


Sin embargo, entre aquellos primeros viajeros, había falsos maestros que negaban que el Señor Jesús fuera el Mesías divino. Por esta razón, en la segunda carta de Juan dice que, a veces, hay que negarse a ser hospitalario. En su primera carta, el apóstol Juan, había dicho: «¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo» (1 Juan 2:22). Por lo tanto, y con base en esto, en su segunda carta señala que el que cree que Jesús es el Mesías, «tiene al Padre y al Hijo» (2 Juan 9). Y luego advierte: «Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!» (v. 10). Porque ser hospitalario con alguien que predica un evangelio falso implicaría ayudar a mantener a la gente separada de Dios; además de hacernos cómplices de ellos: «Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras» (v. 11).


Por esta razón se puede decir que la segunda carta de Juan muestra la «otra cara» del amor de Dios. Servimos a un Dios que recibe con los brazos abiertos a todos los seres humanos. Él rodea con sus brazos a aquellos que acuden a Él arrepentidos, pero nunca abraza la mentira. Porque recordemos lo que dijo el Señor: «El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama» (Mateo 12:30). En otras palabras, los seres humanos o trabajamos para el reino de Dios o para Satanás y sus secuaces.


En conclusión, seamos cautos en hospedar a cualquiera que diciéndose hermano, niega al Señor Jesús como el Mesías divino.


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