Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. (Daniel 6:4)
A un joven lo estaban entrevistando para un puesto de trabajo en una pequeña empresa. Era de buena presencia y causó muy buena impresión al dueño. Este joven había preparado un muy buen curriculum vitae. En él había puesto como referencias a su pastor, a su profesor de escuela dominical y a un diácono de la iglesia. El dueño del negocio estudió el curriculum del joven durante varios minutos y luego dijo: «Agradezco estas recomendaciones de sus amigos de la iglesia. Pero lo que en verdad me gustaría es la opinión de alguien que lo conozca durante los días de la semana».
Es lamentable decir que existe un fuerte contraste entre la manera en como algunos cristianos actúan en la iglesia y cómo se comportan en el mundo y en sus vidas en general. Los principios bíblicos que profesamos cada vez que nos reunimos con nuestros hermanos en la iglesia local, deben ser los mismos que practicamos todos los días en nuestras vidas cotidianas de cara al mundo.
Por ejemplo, si miramos en las Escrituras, podemos ver en Daniel un buen modelo de esto, ya que fue fiel a Dios tanto en su vida privada como en su labor de sabio del reino. Él no vivía bajo dobles estándares, no tenía dos caras o una doble actitud, no. Su conducta diaria era coherente con sus valores espirituales, y todos podían dar fe de ello; incluso sus enemigos, quienes trataron de encontrar alguna falta en él y no pudieron, tuvieron que reconocer su fidelidad y su práctica espiritual (Daniel 6:13). Es más, no solo sus enemigos eran testigos de su fidelidad a Dios, pues el mismo rey Darío dijo de él: «Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?» (Daniel 6:20).
Con una mano en el corazón: ¿Se escandalizarían nuestros hermanos de la iglesia local en donde nos congregamos si es que observaran nuestras acciones o nuestras palabras en el trabajo o el hogar? Mis hermanos, un buen cristiano de iglesia, también es un cristiano fiel el resto del tiempo. Así que, seamos verdaderos «cristianos de día de semana».
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