Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. (Mateo 4.18–20 RVR60)
El cartel que había junto a la carretera decía: CAMBIO DE PRIORIDADES MÁS ADELANTE. Cuando pregunté al taxista qué significaba aquello, me dijo: «Tiene que ver con la manera en que se cede el tráfico en la próxima rotonda». Mucho después de que hubiéramos pasado por aquel lugar seguí pensando en aquel letrero. Me pareció un vívido resumen de lo que significa seguir a Cristo.
Cuando el Señor Jesús llamó a Pedro y Andrés su hermano para que fueran sus discípulos, nos dice su Palabra que: «Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron». En aquel momento, fue como si Dios les colocara aquel cartel en el camino de sus vidas: CAMBIO DE PRIORIDADES MÁS ADELANTE. Dios hace lo mismo cuando escuchamos a Cristo para que le sigamos.
El Señor Jesús enseñó que nuestra preocupación natural por las cosas materiales debe reemplazarse por buscar primeramente el reino de los cielos y confiar en que Él va a proveer para todo cuando podamos necesitar (Mateo 6.33). El Señor no actuaba como lo hacemos los seres humanos comunes, por ejemplo, cuando se asociaba con los así llamados «pecadores» en público y comía con ellos. O cuando llamó a un de los tan despreciados publicanos para que le siguiera y fuese uno de sus apóstoles; en ese momento puso a prueba nuestros prejuicios (Mateo 9.9–13).
Su palabras no solo resonaron en aquellos días, sino persisten hasta hoy, cuando nos llama a este cambio de prioridades cuando nos dijo que si alguno quiere ser el primero, deberá ser el postrero y el servidor de todos (Marcos 9.35).
En consecuencia, mis hermanos, cuando seguimos a Cristo, descubrimos que es necesario cambiar las prioridades para recorrer el camino que tenemos por delante.
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