
¿Qué puedo decir? Es miércoles de ceniza, el día del año donde los cristianos de distintas confesiones recordamos las siguientes palabras: «polvo eres y al polvo volverás» (Génesis 3.19). Esto tiene que ver con meditar desde donde procedemos, con nuestros orígenes humildes, para así no ensalzarnos y creernos alguna cosa.
Recordamos en este día que toda gloria es pasajera (Salmos 90.10), que toda juventud se va (Eclesiastés 12.1), que toda belleza es superflua (Proverbios 31.30) y que el poder y la popularidad perecen (Eclesiastés 4.13-16). De las cenizas de las palmas de domingo de ramos, somos untados en nuestra frente como recuerdo de nuestro origen y final destino. Meditar en esto nos hace humildes, pues nos recuerda que no somos más que polvo y que si vivimos, es debido a las misericordias de Dios.
Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. (Salmos 94.18 RVR60)
Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. (Salmos 3.5 RVR60)
En estos tiempos de pandemia y confinamiento, no puedo dejar de pensar en mis prioridades, porque hoy más que nunca, de un día a otro; y sin mediar palabras o sin tiempo para decir adiós, podríamos partir a la presencia del Señor, como tantos hermanos y hermanas en la fe en este periodo de tiempo. Porque bien dijo el Señor: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. (Juan 7.6 RVR60)
¿Suena desolador, no? Pero las palabras que le siguen en la liturgia de este día son más alentadoras: «Arrepentíos y creed en el evangelio» (Marcos 1.15b). Esto significa que, a pesar de la vulnerabilidad de nuestra frágil condición en esta tierra (y en especial en estos tiempos), siempre hay algo que podemos hacer, es decir, arrepentirnos de nuestras malas acciones, de nuestro alejamiento de Dios y confiar en la buena noticia de Jesús, porque el Reino de Dios se ha acercado y en Él podemos acceder a una vida que no perecerá con un accidente o enfermedad.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4.17 RVR60)
Hoy quisiera invitarlos a recordar nuestra debilidad; a recordar que no es con nuestras fuerzas que militamos este camino, sino con las de Dios (2 Timoteo 1.7).
No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Zacarías 4.6 RVR60)
En conclusión, el miércoles de cenizas es un momento en nuestro año, donde podemos conectarnos a este «cable a tierra», que nos recuerda nuestra condición, que solo somos polvo y ceniza, y que nuestra dependencia es únicamente en de Dios.
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