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Cántico de alabanza y gozo a Dios



Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. (Salmo 100:1)


Este salmo es un cántico de alabanza y gratitud dirigido a Dios, que nos invita a acercarnos a Él con gozo y adoración sincera. Desde el primer versículo, se nos exhorta a «cantar alegres a Dios», no solo como una expresión personal, sino como un llamado universal a todos los habitantes de la tierra. Además, nos recuerda que nuestra adoración no debe ser fría ni distante, sino llena de alegría y gratitud.

 

«Servid a Jehová con alegría» (v. 2). Nuestra relación con Dios no debe ser vista como una carga o un deber pesado. La adoración y el servicio al Señor deben brotar de corazones agradecidos. Dios se deleita cuando nos acercamos a Él con alegría, reconociendo su bondad y su obra en nuestras vidas. No somos siervos esclavizados, sino hijos amados que sirven a un Padre celestial, amoroso y tierno.


El versículo 3 nos recuerda que Dios es nuestro Creador: «Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos». En un mundo donde el individualismo y la autosuficiencia son exaltados, el Salmo 100 nos llama a reconocer que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios. Y más aún, cuando nos dice que «somos su pueblo y ovejas de su prado», nos habla de una relación de cuidado y provisión. Esto es lo hermoso, Dios no solo nos creó, sino que también nos guía y cuida como un pastor amoroso a sus ovejas.


En el versículo 4, se nos recuerda la importancia de la gratitud, pues dice: «Entrad por sus puertas con acción de gracias». Al acercarnos a Dios, debemos hacerlo con corazones llenos de agradecimiento, reconociendo todas las bendiciones que hemos recibido. No solo alabamos por lo que Él ha hecho, sino también por quién es Él: un Dios bueno, misericordioso y fiel. Así concluye este salmo, con una declaración firme: «Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones» (v. 5). Esta es una promesa inmutable. Aunque todo a nuestro alrededor cambie, Dios sigue siendo bueno y su misericordia es eterna. 


Mis hermanos, ¿con qué actitud nos acercamos a Dios? Cuando lo servimos, ¿lo hacemos con alegría? ¿O es una obligación? Y finalmente, ¿reconocemos su bondad diaria? Que este día podamos acercarnos al Señor con un corazón agradecido, lleno de alabanzas y gozo. Recordando que somos ovejas de su prado, y Él es el buen Pastor y fiel que nunca nos abandona.

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