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Bienaventurado el que piensa en el pobre

  • 20 feb
  • 1 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/ZHLX9ZaejZs


Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. (Salmos 41:1–2)


En un mundo donde la autosuficiencia es exaltada y la compasión a menudo es vista como debilidad, Dios nos recuerda que hay una bendición especial para aquellos que piensan en el necesitado. El “pobre” en este pasaje no se refiere únicamente a quien carece de recursos materiales, sino también a aquellos que son débiles, vulnerables o afligidos.


Del mismo modo, en un mundo marcado por la indiferencia, Dios nos llama a ser diferentes. Este pasaje nos muestra una verdad poderosa: cuando cuidamos de los demás, Dios cuida de nosotros. No se trata solo de dar ayuda material, sino de tener una actitud de misericordia y compasión. Pensar en el necesitado implica más que sentir lástima; significa involucrarnos, preocuparnos, y actuar con amor. Cristo mismo mostró este corazón cuando sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos y consoló a los afligidos. Él no solo vio la necesidad, sino que hizo algo al respecto.


Y aquí está la promesa: cuando vivimos con este corazón compasivo, Dios nos protege en los momentos difíciles. Nos sostiene, nos guarda y no permite que nuestros enemigos nos derroten. En otras palabras, Él se convierte en nuestro refugio, así como nosotros hemos sido un refugio para otros. Por esta razón, el Señor nos llama a tener un corazón atento a las necesidades de otros. No es solo una sugerencia; es una actitud que refleja su carácter. 

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