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Bienaventurado el que es corregido por Dios

  • 24 feb
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/qwR4TMHhf9E


Bienaventurado el hombre a quien tú, Jehová, corriges, y en tu ley lo instruyes. (Salmos 94:12)


A primera vista, parecería extraño que la bendición y la dicha estén ligadas a la corrección. ¿Quién disfruta ser corregido? En nuestra naturaleza humana, tendemos a resistir la disciplina y a buscar caminos que nos resulten cómodos. Pero la Biblia nos dice que la corrección de Dios es una bendición, no un castigo sin propósito.


Esto es, porque Dios nos disciplina puesto que nos ama, además, su corrección no es arbitraria ni cruel, sino que es el medio por el cual nos aparta del error y nos guía por el camino correcto. Como un padre amoroso que desea lo mejor para sus hijos, Él nos instruye en su ley para que podamos vivir una vida justa y en comunión con Él.


Si Dios no nos corrigiera, seguiríamos en caminos que nos alejan de su voluntad, caminos que llevan al dolor, al pecado y a la destrucción. Pero su disciplina es una muestra de su fidelidad, un recordatorio de que le pertenecemos y que tiene un propósito eterno para nosotros. Así que, en vez de resistir su corrección, debemos recibirla con gratitud, sabiendo que es una señal de su amor y su deseo de formarnos a la imagen de Cristo. La verdadera felicidad no está en hacer lo que queremos, sino en ser moldeados por la mano del maestro, caminando en obediencia y creciendo en su verdad.


Jamás olvidemos que cuando Dios nos instruye a través de su Palabra, nos equipa para enfrentar la vida con sabiduría, nos da fuerzas en los momentos difíciles y nos guía a su paz. Por eso, bienaventurado es el que recibe la disciplina de Dios, porque en ella hay gracia, amor y dirección segura.

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