top of page

Bienaventurado el que es corregido por Dios

  • 17 feb
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/Run0vGDILZs


He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. (Job 5:17)


En medio del sufrimiento, la corrección de Dios puede parecer dura e incomprensible. Cuando pasamos por pruebas y dificultades, nuestra primera reacción suele ser preguntarnos: ¿Por qué, Señor? Sin embargo, este versículo nos recuerda una verdad clave: la disciplina de Dios no es un castigo arbitrario, sino una muestra de su amor y cuidado.


Ya lo he mencionado con anterioridad, la palabra bienaventurado tiene que ver con la bendición divina que produce contentamiento, pero ¿cómo puede alguien ser feliz al ser corregido? La respuesta está en el propósito de la corrección. Dios no nos disciplina para destruirnos, sino para formarnos, moldearnos y acercarnos más a Él. Como un padre que ama a su hijo y no lo deja seguir un camino de autodestrucción, así el Señor nos disciplina para nuestro bien.


La corrección del todopoderoso es una señal de que le pertenecemos. Hebreos 12:6 dice: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. Si Dios nos dejara en nuestro pecado sin corregirnos, significaría que no somos sus hijos, sino unos bastardos, tal como dice el versículo 8. Pero cuando Él interviene en nuestras vidas, es porque nos ama demasiado como para dejarnos igual.


Si hoy nos encontramos en un tiempo de prueba, en una etapa en la que sentimos la corrección de Dios, no la resistamos ni la menospreciemos. En lugar de preguntarnos “¿por qué me pasa esto?”, preguntémonos: “¿Qué quieres enseñarme, Señor?” Aceptemos su disciplina con humildad, sabiendo que Él tiene un propósito mayor que quizás ahora no entendemos, pero que es para nuestro bien.

Comments


bottom of page