El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad. (Proverbios 15.33 RVR60)
Un locutor de radio, una vez le dio un consejo sabio a un amigo sobre manejar tanto las críticas como los elogios. Le contó como al principio de su carrera, mientras luchaba por saber cómo manejar ambas cosas, sintió que Dios lo instaba a archivar las dos. ¿Cuál es la esencia de lo que aprendió? Aprender lo que se pueda de la crítica y aceptar los elogios. Luego, archivar ambas cosas y seguir avanzando humildemente en la gracia y el poder de Dios.
En su Palabra se nos dice en Proverbios:
El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará.
(Proverbios 15.31 RVR60)
Lo cierto es que las críticas, por lo general, son muy difíciles de aceptar, especialmente si alguien tiene un alto concepto de sí mismo. De ahí que Dios nos dice: «Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno» (Romanos 12.3 RVR60). Las críticas muchas veces provienen de la inseguridad o la envidia que pueda sentir alguien; y no son fáciles de manejar. Para ello necesitamos ayuda de Dios, pues es necesario poseer sabiduría para saber cuando callar y cuando defendernos.
En cuanto a los elogios, la Palabra de Dios nos dice: «Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos» (Proverbios 27.2 RVR60). No obstante, en nuestros tiempos, un gran porcentaje de personas que usa las RRSS, lo hacen para recibir elogios de sus seguidores. Muchos buscan los «likes» de amigos y familiares, con el solo fin de alimentar su ego. Como creyentes, no debemos hacer aquello, sino que tenemos mandamiento de hacer morir lo terrenal en nosotros (Colosenses 3.5), así como de hacer todas las cosas como para el Señor (Colosenses 3:17). Por lo tanto, no debemos «participar en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien tenemos que reprenderlas» (Efesios 5.11).
Las críticas y los elogios despiertan en nosotros emociones intensas que, si no se controlan, pueden llevarnos a detestarnos o a aumentar nuestro ego. Así que, si somos el blanco de una crítica, decidamos que eso nos sirva de ayuda. Por otra parte, si somos bendecidos con palabras de elogio, que nos hagan sentir renovados y llenos de agradecimiento hacia Dios, pues si hacemos todo para el Señor Jesús, la gloria no será de nosotros, sino exclusivamente de Él, y de esta forma no caeremos en el lazo del diablo de elevarnos a nosotros mismos. Porque a medida que caminemos humildemente con Dios, Él puede ayudarnos a aprender de las críticas y los elogios, a archivarlos y seguir avanzando en su amor.
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