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Advertencias ignoradas

Actualizado: 2 ago 2020



Seamos sinceros, a nadie le gusta que le digan lo que tiene que hacer, ¿cierto? Muchas veces, quienes nos dicen este tipo de cosas, lo hacen por nuestro propio bien, pero aun así seguimos adelante y luego nos quejamos de las consecuencias.


Hablando de esto mismo, permítanme que les dé un ejemplo. El 20 de Abril de 2011 el periódico The New York Times, publicaba un artículo sobre la aldea de Aneyoshi en Japón, donde existen una serie de monolitos de piedra con advertencias contra los tsunamis.


Parte del artículo mencionaba lo siguiente: Los residentes dicen que esta advertencia de sus antepasados ​​mantuvo a su pequeño pueblo de 11 hogares fuera del alcance del mortal tsunami que el mes pasado arrasó con cientos de kilómetros de la costa japonesa y alcanzó niveles récord cerca de aquí. Las olas se detuvieron a solo 90 metros debajo de la piedra.


Cientos de las llamadas “piedras de tsunami”, algunas con más de seis siglos de antigüedad, salpican toda la costa de Japón; un testimonio silencioso de la destrucción pasada que estas olas letales han dejado tras visitar a esta nación propensa a los terremotos. Pero el Japón moderno, confiado en la tecnología avanzada y los en diques más altos que, supuestamente, protegerían las áreas vulnerables, llegó a olvidar o ignorar estas advertencias antiguas, condenándolo así a repetir experiencias amargas.


Estas piedras de las que habla el artículo tienen una inscripción que dice lo siguiente: “Habitaciones en alto traen paz y armonía a nuestros descendientes. Acuérdense de la calamidad de los grandes tsunamis. No construyan casas más abajo de este marcador”. A pesar de esta advertencia, muchos de los residentes en la costa de Japón no tomaron en cuenta la sabiduría dejada por sus ancestros.


Sin embargo, en la aldea de Aneyoshi, donde sí hicieron caso, sus casas quedaron intactas. Mientras que en otros pueblos, donde no hicieron caso, sus casas y edificios fueron completamente destruidas por el tsunami; lamentando un gran número de muertos y personas desaparecidas.


Aquel mensaje escrito hace tantos años atrás cobró relevancia en aquellos días. A pesar de haber sido escritas en piedra, para no ser borradas, y el hecho de que habían muchas en los alrededores con advertencias claras como “si hay un terremoto, cuidado porque vendrá un tsunami”, de todas formas, muchos edificaron en zonas que estaban más abajo de la advertencia.


Estos hechos verídicos que acabo de relatar nos hacen pensar en la advertencia escrita por el profeta Amós quien dijo:


prepárate para venir al encuentro de tu Dios (Amós 4.12)

El evangelio que se ha estado predicando desde hace más de 2000 años y se levanta como una de estas rocas de advertencia, llamando a todos a buscar refugio en Jesús. Y así como las piedras de tsunamis, el evangelio advierte del terrible peligro que corre alma humana que muere sin haber recibido salvación. Y además, el evangelio llama al arrepentimiento por los pecados cometidos; asimismo a depositar la fe en el Señor Jesús. Porque bien dijo él:


Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. No hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios. (Juan 3.16 y 18).

Muchos japoneses ignoraron las múltiples advertencias y lo perdieron todo. Ahora, si usted sigue el ejemplo de aquellos sabios japoneses que sí hicieron caso a la advertencia de sus ancestros y como ellos busca refugio, que en este caso es Jesús, usted no sufrirá ninguna pérdida. Pero si por el contrario, usted desestima esta advertencia y llega a morir sin Cristo, dice Dios que su destino será la condenación eterna de su alma, por no haber hecho caso de lo que él le dijo y usted será el único culpable.


Que el Señor le bendiga.



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