Alexis Sazo
¿A dónde vamos tan rápido?

Mis días pasan más rápido que la lanzadera de un telar y terminan sin esperanza. (Job 7.6 NTV)
Las medidas científicas indican que nos movemos incluso cuando estamos quietos. Por ejemplo, la superficie de la tierra en el Ecuador, rota a unos 1.600 km/h. La tierra gira alrededor del sol a más de 107.000 km/h. Si seguimos mirando hacia el universo, podemos decir que nuestro sistema solar gira alrededor del centro de nuestra galaxia a unos 788.000 km/h, y se mueve a unos 69.000 km/h en dirección a la estrella Vega en la constelación Lira. Y por último, agregar que nuestra galaxia, la Vía Láctea, se mueve por el espacio a más de 2 millones de km/h.
Un hombre acostado boca arriba en un parque un día de verano, puede creer que el tiempo y los movimientos se han detenido bajo los cálidos rayos del sol de mediodía. No obstante, el científico y el hombre de fe saben que no es así. De la misma forma en que nos movemos por los cielos a velocidades inimaginables, como seres humanos, nos movemos también de aquí a la eternidad. Nuestros días y las oportunidades de vivir para el Señor pasan tan rápidamente, tal como nos lo dijo Él:
Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. (Mateo 24.22 RVR60)
Es por esta razón que debemos aprender a aprovechar bien el tiempo, porque los días son malos (Efesios 5.16); por lo tanto, no podemos darnos el lujo de desperdiciar ni una milésima de segundo del tiempo que Dios nos da a diario. De ahí que el salmista haya dicho:
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmos 90.12 RVR60)
Mis amados, que esta sea nuestra oración cada mañana, rogando que Dios nos ayude a vivir sabiamente, sin desesperación, sin apuros, sino con sabiduría para no desperdiciar el preciado regalo de Dios.