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Asaf



Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. (Salmos 73:21–22)


Asaf fue uno de los escritores del libro de los Salmos. Este hombre escribió varios salmos, entre los cuales está el 73, citando en el encabezado. Se hacía preguntas al ver a su alrededor personas a las que llamaba «arrogantes», y quienes aparentemente tenían éxito en todo, mientras que él, aunque era fiel a Dios, era probado. Podríamos hacer semejantes observaciones en nuestros días.


Después de un «duro trabajo» (v. 16), Asaf se volvió con todo su corazón a Dios y… ¡su forma de ver las cosas cambió! Comprendió que el aspecto actual de las circunstancias no implicaba la realidad final, pues llegará el día en que todo ser humano le dará cuentas a Dios, porque todo lo que los hombres hacen está escrito en el cielo.


Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. (Apocalipsis 20:12)


Entonces Asaf volvió a encontrar su tranquilidad y su gozo en Dios:


  • Dios no lo había abandonado durante ese duro período: «Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha» (v. 23).


  • Era su guía: «Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria» (v. 24).


  • Era su protector y su herencia eterna: «Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre» (v. 26).


  • Era su dicha desde entonces: «Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras» (v. 28)


En Jesucristo, el Hijo de Dios, tenemos un Pastor fiel para el tiempo presente y un Salvador perfecto para la eternidad.


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