Éxito fugaz
- 6 jun 2022
- 2 Min. de lectura

Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; porque de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre. (Eclesiastés 4:13–14)
Tener muchos amigos y ser rico son grandes bendiciones, pero la popularidad y el éxito no garantizan una vida feliz. Para ilustrar este punto, Salomón se refirió al rey de los versículos de más arriba, y agregó:
Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de aquél. No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu. (Eclesiastés 4:15–16)
La vida en la cumbre es efímera. Los presidentes y los primeros ministros puede que tengan un índice de popularidad extremadamente alto por un tiempo, pero no duran.
Un creyente una vez escribió: «Hace unos 20 años conocí a varios altos ejecutivos que eran muy exitosos debido a sus personalidad triunfadoras y a sus excelentes habilidades. Sin embargo, perdieron sus posiciones de altos salarios porque no podrían ir al paso rápido que exigen sus trabajos. Hoy, debido a la fusión de compañías y a que algunas corporaciones están reduciendo su personal, muchos de los que los reemplazaron también han perdido sus puestos.
La manera como vemos la popularidad y el éxito depende de lo que valoremos más. Si ponemos el corazón en cosas terrenales, a la larga nos desilusionamos. Pero si ponemos el corazón en Cristo y vivimos para Él, descubriremos que Él es fiel para suplir todas nuestras necesidades. De ahí que Dios nos diga lo siguiente:
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (Colosenses 3:2–4)
Como creyentes, no busquemos el éxito efímero del mundo, y centremos toda nuestra atención en lo que celestial y eterno.
Comments