Alexis Sazo

26 de ene de 20232 min.

El nombre de Jesús

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Isaías 9:6)

El ángel le dijo a José en sueños acerca de María: «Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).

Pedro les dijo a los gobernantes religiosos de la época: «en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:10, 12).

El apóstol Pablo les dijo a los corintios: «Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (1 Corintios 6:11). Y el apóstol Juan nos dijo con qué razón se escribieron los evangelios: «Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:31).

Nuestro Señor es el centro de todo, bien lo dice su Palabra: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11:36). Él merece toda nuestra alabanza, es digno de toda adoración y alabanza, pues heredó más excelente nombre (Hebreos 1:4), tal como lo manifiesta su Palabra en Filipenses:

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9–11)

El nombre de nuestro Señor debe tener un sabor deleitoso en nuestros labios, y nosotros debemos decir como la Sulamita: «Mi amado es blanco y rubio, señalado entre diez mil» (Cantares 5:10). ¿Es así para usted?

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